Informe de la AEPL "L'Europe Autrement" (Europa de otro modo)
Publicado el 18/04/2018El documento "Europa de otra manera: la necesidad de reconstruir Europa" es fruto de la consulta a los miembros de la AEPL durante casi dos años. En él expresan sus concepciones sobre el futuro de una Unión Europea capaz de afrontar los retos del mundo actual respetando sus propios valores.
CONTENIDO
1) - Los hechos
2) - Reconstruir Europa: principios y valores
2-a) Solidaridad, democracia y transparencia
2-b) Un proyecto más claro
2-c) Una identidad europea compartida
2-d) Soberanía europea
3) - Medios de acción
3-a) ¿Un "núcleo duro"?
- Grupos de Estados voluntarios
- La zona euro como primer círculo
- El fin de la votación por unanimidad
3-b) Un presupuesto para afrontar los retos
- Un presupuesto para la zona euro
- Programación mejor adaptada
- Nuevos recursos
3-c) Las instituciones adecuadas
- El Parlamento Europeo
- El Consejo Europeo
- La Comisión Europea
4) - Políticas comunitarias por desarrollar
4-a) Políticas comunes
4-b) Una auténtica política económica
4-c) Defensa europea
4-d) De la ampliación a la reunificación de Europa
4-e) Una respuesta europea a las crisis migratorias
4-f) Una política lingüística
4-g) Educación para la ciudadanía europea
4-h) Una comunidad de valores y libertades individuales
5) - Conclusión: El sueño europeo
"EUROPA DE FORMA DIFERENTE
LA NECESIDAD DE RECONSTRUIR EUROPA
Preámbulo
La Asociación Europea de Libre Pensamiento (AEPL) tiene como objetivo promover el proyecto europeo, el respeto de los derechos fundamentales de los ciudadanos y la separación de las religiones y el Estado. Reúne en una red europea que abarca más de veinte países a SS y FF motivadas por la integración europea y que comparten valores humanistas y principios de paz y progreso.
El documento "Europa de otra manera: la necesidad de reconstruir Europa" es fruto de la consulta a los miembros de la AEPL durante casi dos años. En ella expresan sus concepciones sobre el futuro de una Unión Europea capaz de afrontar los retos del mundo actual respetando sus propios valores. Este texto es un resumen de las respuestas recibidas hasta la fecha. Abarca las principales cuestiones planteadas por nuestros miembros y presenta un conjunto coherente.
Ante todo, este documento pretende ser fruto de la reflexión de los ciudadanos de base. En este sentido, es un proyecto construido de abajo arriba y no al revés, cumpliendo así el deseo de los dirigentes europeos, que con frecuencia declaran estar a la escucha de los ciudadanos.
Introducción
Al igual que muchos ciudadanos y políticos europeos, los miembros de la Asociación Europea de Libre Pensamiento están preocupados por el riesgo de ver el proyecto europeo amenazado o incluso fracasado. Aunque apoyamos con convicción el principio de la integración europea, constatamos que la UE, tal como funciona hoy, ya no es capaz de responder a las preocupaciones de los numerosos ciudadanos confrontados a las convulsiones del mundo. Estos ciudadanos sienten que Europa es indiferente o impotente. Los partidos basados en el rechazo a Europa se están afianzando en el panorama político de muchos Estados miembros. Si la UE quiere evitar el fracaso, debe recibir un nuevo impulso, ya que el statu quo acabará conduciendo al fiasco.
Por eso queremos proponer una "Europa diferente" capaz de reavivar el entusiasmo.
Tras una rápida informeReiteraremos la necesidad de una nueva fundación y una firme reafirmación de nuestros valores. principios y valores que, en nuestra opinión, deben constituir la base de esta nueva Unión Europea.
A continuación definiremos los medios de acción que deben aplicarse. Estos recursos podrían referirse a los procesos de toma de decisiones o a los distintos niveles de integración deseados por los Estados miembros. El margen de actuación de una Unión reformada está estrechamente condicionado por el nivel y la naturaleza de los recursos presupuestarios que se le asignen. También se abordará esta cuestión. Por último, abordaremos la cuestión de Gobernanza europea y, por tanto, la organización de las instituciones comunitarias.
Algunos de los grandes retos actuales son de tal envergadura que superan el alcance de un solo Estado y exigen respuestas conjuntas a escala europea. Varios ejemplos de políticas de interés comunitario se presentarán. Se examinarán sucesivamente la economía, la defensa, la respuesta a las crisis migratorias, las políticas de ampliación, la posibilidad de una política lingüística y la educación para la ciudadanía europea.
Para concluir, se dedicará una última sección a lo que podría ser el sueño europeo para un movimiento como el nuestro, comprometido con los valores de la solidaridad, el humanismo y el progreso.
1) - Los hechos
Nuestros miembros observan que el contexto en el que se inició la integración europea (el de la Guerra Fría y el auge de la economía de convergencia tras la Segunda Guerra Mundial) ha cambiado radicalmente. La globalización del comercio, la financiarización de la economía y su desregulación, la revolución digital y robótica, la explosión de las desigualdades, el aumento de la intolerancia religiosa, las guerras contra las organizaciones terroristas internacionales (Daesh y otras), las alarmantes consecuencias de las actividades humanas sobre el medio ambiente y el clima, y el agotamiento de las reservas de materias primas no renovables se combinan para crear un contexto de inestabilidad y ansiedad para muchos ciudadanos europeos.
Por otra parte, Europa nunca se había visto afectada por tantas crisis importantes al mismo tiempo:
- incertidumbres del mercado desde la crisis económica y financiera sistémica mundial de 2008
- crisis específica de la eurozona
- crisis política en las democracias occidentales (éxito del populismo)
- crisis dentro de la UE (divisiones sin precedentes: Norte-Sur, Este-Oeste, viejo-nuevo, separatismo regional, Brexit)
- inestabilidad geopolítica periférica, crisis y conflictos armados en las fronteras exteriores de la UE (Rusia, Ucrania, Turquía, Oriente Próximo, etc.)
- crisis de confianza con el tradicional aliado americano
- gran crisis de refugiados y migrantes.
La falta de perspectivas de soluciones a corto plazo para todas estas cuestiones, unida a la pérdida de puntos de referencia como consecuencia de la globalización, alimentan temores que llevan a amplios sectores de nuestras poblaciones a replegarse sobre sí mismas y a aferrarse a puntos de referencia históricos conocidos. En Europa: el modelo de Estado-nación soberano con el riesgo de la deriva nacionalista, las religiones con el riesgo de la intolerancia, las supuestas identidades con el riesgo del rechazo del otro y del repliegue sobre uno mismo. Todos ellos son riesgos de regresión que amenazan directamente los cimientos del proyecto europeo.
2) - Reconstruir Europa: principios y valores
2-a) Solidaridad, democracia y transparencia
Para responder a estas inquietudes y a la desafección generalizada hacia la idea europea, hay que repensar una Europa más democrática, más protectora, más solidaria, más transparente, más eficaz y más comprensible.
Respeto de los valores europeos, incluidas las libertades individuales, consagrados en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea.[1]Para lograrlo, el proyecto de refundación debe ante todo ser fiel a los principios de dignidad individual, libertad, igualdad de derechos, solidaridad y libertad de pensamiento. Esto significa reafirmar los valores de la democracia y los derechos humanos.[2].
La refundación significará en algunos casos cambios profundos, en otros mejoras. En particular, esta Europa deberá liberarse de los excesivos postulados del neoliberalismo, que tan dañinos han sido. Estimular la competencia llevará al proyecto europeo a su desaparición si se olvida por el camino la necesaria solidaridad que debe unir tanto a los Estados como a los pueblos.
2-b) Un proyecto más claro
Estos principios y valores deberían ser vinculantes para todos los Estados implicados en el proyecto de relanzamiento de la Unión Europea. Estos principios podrían recogerse en un breve texto que podría tener rango constitucional. Este texto definiría los objetivos de la Unión y, en particular, el objetivo de crear una entidad transnacional mediante la transferencia consensuada de soberanía, un texto que deberá ratificarse, en su caso, previa consulta a los ciudadanos de los Estados firmantes. La ausencia de un proyecto claramente expresado desde el principio por los Estados miembros es un gran hándicap para la UE, que fomenta las dudas y favorece el euroescepticismo.
Un sistema institucional equilibrado reconoce derechos pero también impone deberes. Cualquier incumplimiento por parte de un Estado de las normas comunes o de los valores democráticos debe ser objeto de sanciones que se apliquen realmente. Para respetar los principios del Estado de Derecho, deben mantenerse las disposiciones del artículo 2 del Tratado de Lisboa sobre los valores de la Unión.[3]. Por otra parte, convendría a) completar la aplicación del artículo 7 (que prevé que un Estado miembro que no respete estas disposiciones puede perder su derecho de voto en el Consejo) con un artículo que prevea el recorte de determinados fondos y financiaciones en caso de incumplimiento del artículo 2, b) sustituir la regla de la unanimidad por la de la mayoría cualificada.[4]
2-c) Una identidad europea compartida
Lo que nos une como europeos es más importante que lo que nos separa. La ciudadanía europea existe ya por derecho. Pero si queremos ejercerla plenamente, debemos forjar una identidad europea junto a todas las demás, que se traduzca en un sentimiento de pertenencia, con sus propios derechos y deberes.
Una de las condiciones esenciales para difundir este sentimiento de pertenencia es conocer mejor lo que es Europa. Conocerla mejor significa tomar conciencia del papel eminente que ha desempeñado la construcción europea en las últimas décadas en la extensión de las libertades, derechos y ventajas de que hoy disfrutamos. Significa también darse cuenta de que todos los europeos compartimos una historia y un patrimonio comunes.
El pleno ejercicio de la ciudadanía requiere también información sobre el funcionamiento institucional de Europa y sus Estados miembros. Hoy en día, estos temas se tratan principalmente en los medios de comunicación nacionales, a menudo bajo los epígrafes "Mundo", "Extranjero" o "Internacional". La actualidad europea bien informada, apoyada por la comunicación de las instituciones al público en general, debería tener un lugar por derecho propio como símbolo no de algo extranjero sino de un espacio compartido por los Estados miembros dentro de la misma Unión. El papel de los medios de comunicación en el desarrollo de una oferta atractiva (en la línea del éxito del canal de televisión franco-alemán Arte) permitiría a más personas conocer una cultura europea y cultivar el orgullo de ser europeo.
Para lograrlo, es necesario utilizar y exhibir más los símbolos de Europa: la bandera, el himno, el lema "Unidos en la diversidad" y el Día de Europa, el 9 de mayo, para conmemorar el discurso fundacional de Robert Schuman, una fecha que debería celebrarse en toda Europa con actos simbólicos.
2-d) Soberanía europea
En un mundo ampliamente globalizado e interconectado, sabemos que las políticas que abordan cuestiones globales sólo pueden ser plenamente eficaces si se tratan a escala comunitaria. Por lo tanto, será necesario transferir determinadas competencias exclusivas de los Estados miembros al nivel comunitario. Estas transferencias tendrán que ser transparentes y libremente consentidas por la mayoría de los Estados miembros que así lo decidan. Naturalmente, será necesaria una redefinición de las competencias para poder disponer, por ejemplo, de una defensa común asociada a una política exterior común.
Si bien el poder de preservar las cuatro libertades de la Unión Europea (libre circulación de ciudadanos, mercancías, servicios y capitales) debe reservarse a las instituciones europeas, hay que velar por el mantenimiento de las competencias atribuidas a los Estados miembros. Por ello, la cuestión de la subsidiariedad[5] es fundamental y merece ser reexaminado. La principal crítica es que este principio de subsidiariedad, consagrado en el Tratado de la Unión Europea (TUE) y tal como funciona en la práctica, ha tenido como efecto absolver a los niveles intermedios de decisión (nacional, regional, etc.) de cualquier compromiso europeo real. Es demasiado fácil acusar erróneamente a "Bruselas" de dictar sus normas a los Estados miembros. Para que la subsidiariedad sea plenamente asumida por todos los protagonistas de la acción política, debe corresponder a una propuesta de delegación de competencias a nivel europeo que proceda libremente del nivel local (de abajo arriba) y no sea impuesta desde arriba.
En los ámbitos considerados de competencia mixta (UE/Estados o UE/regiones) por el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, podrían mantenerse, no obstante, los mecanismos institucionales que implican a los parlamentos nacionales en la toma de decisiones. Sin embargo, si se impusieran las tendencias federalistas, la noción de competencia mixta seguramente desaparecería.
En un contexto de crisis y amenazas globales, los ciudadanos europeos estarán mejor protegidos por la soberanía a escala europea que por la soberanía nacional. Este es uno de los grandes retos de la necesaria reconstrucción de una Europa diferente.
3) - Medios de acción
3-a) ¿Un "núcleo duro"?
El plan original era que los Estados miembros avanzaran juntos hacia una "unión cada vez más estrecha". Pero los avatares de la historia, las votaciones nacionales y las sucesivas oleadas de ampliación a Estados con motivaciones diversas para la integración han hecho que la realidad sea la de una cooperación e integración a la carta. No todos los Estados han suscrito todos los programas de la Unión. Ya existen "círculos" de facto con diferentes perímetros (zona euro, espacio Schengen, unión aduanera, Espacio Económico Europeo, espacio de cooperación policial y judicial, etc.) que no se solapan con el perímetro formado por los 28 (27) Estados miembros de la UE.
- Grupos voluntarios de Estados. Por ello, la idea de un "núcleo duro" o una Europa de geometría variable es la que a muchos les parece más prometedora para revitalizar la Unión. Un grupo de Estados miembros dispuestos[6] puede aumentar así su grado de integración, pero a condición de que los demás no lo bloqueen. Estos países, convencidos de que el nivel europeo no es una limitación sino la condición misma de su soberanía, podrían avanzar hacia un mayor federalismo, mientras que los demás se les unirían a su ritmo y si así lo desearan. Habría que hacerlo de tal manera que los demás Estados miembros no se sintieran abandonados, ya que el acervo comunitario existente seguiría siendo suyo.
Alcanzar este resultado supone un salto federal, aunque la UE no sea un Estado federal en formación en el sentido clásico. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la UE ya posee una serie de atributos importantes, como el Banco Central Europeo (BCE), el euro, Schengen, la Unión Bancaria, el Mecanismo Europeo de Estabilidad, el Tribunal de Cuentas Europeo, la guardia de fronteras y costas, etc. En cuanto al planteamiento de ir directamente a un texto con rango constitucional, tiene pocas posibilidades de éxito a corto o medio plazo, dada la experiencia reciente (el fracaso del Tratado Constitucional de 2005), a menos que se modifiquen los Tratados.
- La eurozona como primer círculo. Muchos creen que la eurozona, que ya está muy integrada a través de su moneda, podría formar uno de los primeros "núcleos duros". Ello exigiría un presupuesto propio, una coordinación de las políticas económicas y monetarias y procedimientos de solidaridad financiera y armonización fiscal, bajo la autoridad de un ministro responsable de la Unión Económica y Monetaria (UEM). Ello tendría por efecto, en particular, remediar las deficiencias de su construcción, mejorar su eficacia y reforzar su resistencia a las crisis. Podría crearse un Parlamento de la zona euro, compuesto por diputados europeos de los países que integran este "primer círculo".
- Fin de la votación por unanimidad. En este sentido, y para evitar el bloqueo de las minorías, es esencial que los Estados miembros que estén dispuestos a respetar normas más restrictivas para ser más eficaces decidan seguir ampliando el ámbito de aplicación de la mayoría cualificada para acabar con el principio paralizante de la unanimidad. En efecto, es ineficaz tener que negociar como se hace hoy, a costa de compromisos poco convincentes que incluyen excepciones, para obtener una fachada de unanimidad. Y cuando se trata de cuestiones importantes de derecho primario de la Unión Europea (nuevo tratado o modificación de un tratado existente), debería ser posible adoptar un texto si 4/5 de los Estados miembros lo han aprobado, ya sea en forma parlamentaria o por referéndum.
3-b) Un presupuesto a la altura de los retos.
Este es un punto esencial: para llevar a cabo estas políticas, la UE debe disponer de un presupuesto adecuado. El presupuesto actual es lamentablemente insuficiente (1 % del PIB, comparado con el presupuesto federal estadounidense, de unos 24 %) y depende demasiado de las contribuciones nacionales, que se ponen en entredicho cada vez, a costa de negociaciones decepcionantes. Es necesario aumentar considerablemente el presupuesto (inicialmente entre 5% y 10% del PIB de la UE, como mínimo) para garantizar la credibilidad y visibilidad de las acciones de la UE.
- Un presupuesto para la zona euro. Hoy en día, los Estados que no pertenecen a la zona euro tienen el mismo poder de decisión en materia presupuestaria que los Estados que pertenecen a la zona euro. Sería lógico que hubiera un presupuesto para la zona euro y otro para todos los Estados miembros. El presupuesto de la zona euro debería perseguir varios objetivos:
- incentivar a los Estados miembros para que lleven a cabo reformas estructurales
- financiación de la inversión en bienes públicos
- garantizar una forma de solidaridad en caso de choque asimétrico
- dar prioridad a las políticas con dimensión social
- actuar como instrumento anticíclico en caso de recesión grave en la eurozona.
- Programación mejor adaptada. La planificación plurianual de los gastos presupuestarios -que actualmente abarca un periodo de siete años- también debería ajustarse más al mandato quinquenal de la Comisión y el Parlamento Europeo. También sería deseable una mayor flexibilidad entre categorías de gastos y entre años de programación, lo que permitiría hacer frente a las nuevas prioridades impuestas por la actualidad, como la gestión de los flujos migratorios y la protección de las fronteras exteriores.
- Nuevos recursos. Junto a los recursos actuales vinculados al IVA y al Producto Interior Bruto (PIB) de los Estados miembros, o en lugar de ellos, este presupuesto deberá reforzarse necesariamente con recursos propios. Estos podrían proceder, por ejemplo, de un porcentaje reducido de todo el IVA intracomunitario, de un porcentaje del impuesto de sociedades o de la recuperación de impuestos de gigantes digitales exentos de impuestos como el GAFAT.[7]Esto permitiría luchar eficazmente contra las prácticas de dumping o favorecer los intercambios con los países más virtuosos desde el punto de vista social o medioambiental), un impuesto europeo sobre el carbono para orientar la economía hacia un menor uso de combustibles fósiles, un impuesto sobre las transacciones financieras que afecte a todos los Estados miembros de la UE con un espíritu de solidaridad, o incluso un impuesto sobre los plásticos.
-Transferencias de financiación y transparencia. También habrá que aprovechar la oportunidad que ofrece el Brexit para promover una mayor solidaridad entre los países más ricos y los menos ricos y acabar con la obsesión por los saldos netos que dan lugar a compensaciones. Con este nuevo presupuesto de la UE, también habrá un deber de explicación y comunicación para mejorar el vínculo con el contribuyente europeo, que debe poder conocer su contribución y controlar el uso de estos fondos y la eficacia de su utilización con total transparencia. Por último, para garantizar la voluntad de pago de los contribuyentes, tan necesaria en un ejercicio democrático, hay que mejorar aún más el control transparente de la utilización de los fondos europeos y la calidad de los resultados obtenidos, bajo la supervisión del Tribunal de Cuentas Europeo.
Al mismo tiempo, podría ser una buena idea dotar al BCE de poderes adicionales otorgándole responsabilidades en la lucha contra el desempleo, como en el caso de la Reserva Federal estadounidense, al tiempo que se profundiza en la cooperación con el Banco Europeo de Inversiones, como en el caso de los planes Juncker, que proporcionan un importante efecto de palanca sobre los fondos presupuestarios comunitarios.
En resumen, este nuevo presupuesto comunitario, por fin a la altura de los retos, permitiría apoyar, ampliar y aumentar los recursos para una reactivación de la economía europea, manteniendo un control estricto y liberándonos del dogma de la austeridad presupuestaria.
3-c) La nueva gobernanza europea: instituciones adecuadas
Para aplicar estas políticas, la Unión Europea necesita instituciones eficaces, democráticas y comprensibles para sus ciudadanos. A modo de preámbulo pueden establecerse algunas reglas sencillas:
Cuando formas parte de un club, aceptas todas las reglas, no sólo las que te favorecen. Un Estado no puede eximirse de las que no le gustan, como ocurre actualmente en varias cuestiones, las más flagrantes el euro y la política social.
Será necesario clarificar el triángulo institucional europeo, que se ha ido haciendo más complejo con los sucesivos tratados, a menudo fruto del regateo entre los Estados miembros, y que hoy carece de la coherencia necesaria para gobernar eficaz y democráticamente. Dado que habrá que poner en marcha nuevas políticas comunes, también habrá que avanzar hacia la federalización de las instituciones, único modo de gobernanza capaz de favorecer la emergencia de una auténtica sociedad política europea.
De ahí también la necesidad de reducir al máximo la gestión intergubernamental y avanzar hacia un mayor federalismo en los ámbitos vitales (véase el capítulo 4). Sólo una reforma de las instituciones permitirá que la eficacia así conseguida vaya de la mano de todas las garantías de un sistema más democrático.
Hay que revisar la separación de poderes, principalmente entre el legislativo y el ejecutivo, con los asuntos judiciales regulados actualmente por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. El poder legislativo debería basarse en un sistema bicameral clásico (una cámara de ciudadanos y una cámara de Estados) con funciones y competencias redefinidas para cada cámara:
- El Parlamento Europeo : Es el pilar democrático de la UE. El Parlamento Europeo, cámara de los ciudadanos, debe ver aumentados sus poderes, pero sobre todo su composición y funcionamiento deben reorganizarse para ser más representativo de los ciudadanos y menos de las estructuras nacionales de los partidos.
Parece esencial que los electores puedan votar a partidos europeos y no, como ahora, a partidos puramente nacionales. Cada partido tendrá un programa europeo y su propia visión del futuro de Europa, lo que permitirá a los ciudadanos tomar una decisión clara sobre las cuestiones políticas europeas. Este voto debería celebrarse simbólicamente al mismo tiempo en todos los países afectados.
El Parlamento Europeo debe tener legítimamente un papel de iniciativa parlamentaria. Entre los poderes que deberá ejercer figuran el poder presupuestario y fiscal sobre los recursos de la Unión, y el control del ejecutivo sobre sus gastos y la ejecución de sus acciones. Como en la actualidad, tendrá el poder de censura y el poder de confianza. Tendrá poder para nombrar al Presidente de la Comisión y a cada uno de los Comisarios.
El Parlamento Europeo debería convertirse en una de las dos fuentes del programa legislativo de la UE, lo que implica revisar el actual monopolio de la Comisión Europea en este ámbito. En el marco de sus competencias ampliadas, el Parlamento Europeo también debería poder emitir un dictamen previo sobre los mandatos de negociación de acuerdos internacionales, en particular comerciales, que actualmente se confían exclusivamente a la Comisión.
- El Consejo Europeo Con el tiempo, el Consejo debería convertirse en la segunda cámara, la de los Estados. También podría organizarse en consejos sectoriales, como ocurre actualmente con los Consejos de Ministros. Al igual que el Senado, deberá codecidir con el Parlamento, lo que implica definir un sistema de mediación en caso de desacuerdo.
En este Senado, todos los Estados podrían tener el mismo número de representantes, como ocurre en el sistema federal americano. Esta es una de las condiciones para una integración más completa. Las votaciones se harían por mayoría simple para evitar la parálisis de las decisiones como consecuencia del derecho de veto. Sin embargo, debe perder su papel exclusivo de motor de la política europea.
- La Comisión Europea : Representa al poder ejecutivo. Debe actuar sobre la base de un programa legislativo general adoptado por ambas cámaras. Debe ser el producto de mayorías políticas y contar con el apoyo de los órganos legislativos ante los que es plenamente responsable. De acuerdo con las prácticas de las democracias parlamentarias, el jefe del ejecutivo será el líder del partido o coalición con mayoría en el Parlamento.
Otras opciones prevén que el Presidente de la Comisión sea elegido por sufragio universal directo para reforzar aún más su legitimidad. Representaría así la opción mayoritaria del pueblo. En todos los casos, él y su Gobierno deben aplicar la política para la que han sido elegidos. Es responsable de sus políticas ante el Parlamento.
Como "Jefe de Gobierno", el Presidente de la Comisión debería poder elegir a sus propios Comisarios, que ya no serían impuestos por los Estados miembros. Podrá elegirlos por su competencia, su peso político, su compromiso europeo y su probidad, respetando la igualdad de género y el equilibrio entre países de origen. El Colegio de Comisarios deberá reducirse para hacerlo más eficaz y coherente: los 28 Comisarios actuales (pronto serán 27) serán sustituidos por un número menor de Vicepresidentes con mayores competencias, que serán responsables de "ministerios" que llevarán al poder a personal político de alta calidad procedente de toda la UE.
El objetivo es transformar la Comisión en una institución más política, más democrática y más eficaz, que deje de depender del regateo en la cumbre al que están acostumbrados los 28 (27) Estados miembros. Esto conducirá a una Europa que funcione según un sistema más simple, con poderes mejor definidos y equilibrados, como ha demostrado su eficacia en la mayoría de las democracias europeas, y cuyas competencias y responsabilidades serán bien conocidas por todos los ciudadanos.
4) - Políticas comunitarias por desarrollar
4-a) Nuevas políticas comunes
Para restablecer la confianza de los ciudadanos, la UE debe poder llevar a cabo una serie de políticas paralelas a sus políticas soberanas, que ya se han convertido en políticas comunitarias, cuyos resultados puedan atribuírsele con total transparencia. Los ciudadanos europeos deben poder asociar claramente Europa a una mejora concreta de sus condiciones de vida.
Este es el caso en los ámbitos en los que un solo Estado no puede razonablemente esperar obtener resultados satisfactorios. Sólo la acción comunitaria puede movilizar recursos suficientemente potentes para ser realmente eficaz. Para avanzar hacia una unión cada vez más estrecha entre los Estados miembros, podemos elaborar una lista de ámbitos de convergencia en los que el nivel comunitario ya es o sería el más pertinente.
Las prioridades son reforzar las competencias federales en materia de política económica, fiscal y presupuestaria, medio ambiente y energía, política social, defensa y política exterior, políticas de coordinación policial, inteligencia y justicia, y coordinación y cooperación en materia de asilo e inmigración. A continuación figura una lista no exhaustiva y no prioritaria:
Social y medioambiental
- Políticas de estímulo y protección de los modelos sociales europeos
- Política de lucha contra el calentamiento global
- Política de seguridad energética
- Proteger el medio ambiente
- Política de producción agrícola de calidad
Defensa y seguridad
- La lucha contra el terrorismo
- Lucha contra la delincuencia internacional
- Política de defensa común
- Política de inteligencia y ciberprotección
- Fondo de Respuesta a Catástrofes Civiles
- Política de vigilancia en las fronteras exteriores de la UE
Migración y cooperación
- Respuestas a las crisis migratorias
- Política de cooperación y ayuda al desarrollo
Política económica y comercial
- Una política de inversión masiva en nuevas tecnologías
- Poder de negociación comercial frente a China, Estados Unidos, etc.
- Contrarrestar el poder de las megacorporaciones digitales globales (GAFAT)
- Lucha contra los paraísos fiscales
- Una política fiscal intraeuropea justa
- Reforzar la resistencia a las crisis financieras
En cuanto a la justicia, tras la orden de detención europea, habría que reforzar Europol, crear Eurojust y una Fiscalía Europea dirigida por un Fiscal Europeo. El objetivo es avanzar en la cooperación entre las autoridades judiciales de los Estados miembros en la lucha contra la delincuencia transfronteriza, incluido el fraude del IVA. En una segunda fase, será necesario prever la creación de tribunales europeos.
Por lo tanto, debemos avanzar hacia la politización de la Unión Europea con el fin de proporcionar los medios para una acción eficaz cuyos efectos positivos puedan ser medidos por los ciudadanos.
4-b) Una auténtica política económica
El loable objetivo de organizar internamente una competencia libre y sin distorsiones[8]no puede ocupar el lugar de un principio único en una Europa que quiere mantener su posición e influencia en la escena mundial. Un control vigilante de la competencia económica interna, que impida a las grandes empresas europeas ocupar una posición de monopolio, no debe tener como consecuencia que se les prive de toda posibilidad de competir con los gigantes mundiales.
Concebir Europa de otro modo significa examinar los medios que deben aplicarse para favorecer el desarrollo de las empresas europeas con el fin de hacerlas competitivas en la economía globalizada. Para ello es necesario un fuerte impulso de las instituciones en los distintos ámbitos estratégicos: investigación y desarrollo, inversiones, apoyo al sector industrial, política de innovación, apoyo a los viveros de empresas (por ejemplo, start-ups), nuevos oficios y nuevos métodos de producción.
Un aumento significativo de los recursos presupuestarios para incentivos, financiación directa y efectos palanca permitiría alcanzar estos objetivos con un espíritu federal de solidaridad.
Una estrategia económica europea debe respetar el doble objetivo del éxito: económico y social. Es la búsqueda de una economía dinámica y de alto rendimiento que permita un reparto equitativo de la remuneración entre inversores y trabajadores, con el doble objetivo de retener a los inversores y proteger a los trabajadores.
La Europa del futuro debe ser una política de concertación, coordinación, control, ética y solidaridad frente a las tecnologías del futuro (digital, neurociencia, biología, transhumanismo, inteligencia artificial, etc.) que tendrán un impacto directo en nuestras vidas y nuestro futuro. No se trata de erigir barreras aduaneras ilusorias, pero Europa debe exigir que los productos importados se produzcan de forma ética (sin esclavitud, sin trabajo infantil, con condiciones de empleo humanas en términos de horas de trabajo, seguridad y protección social). Si no se cumplen estas condiciones, debería ser posible aplicar un mecanismo de imposición a la entrada en la UE, o denegar la entrada si fuera necesario. Estas condiciones deberían ser validadas por organismos independientes (Organización Mundial del Comercio, etc.).
En relación con países en desarrolloLa economía europea también debería poder orientar las inversiones hacia proyectos innovadores. Aunque no hay que cuestionar el principio de un nivel suficiente de ayuda a estos países, es necesario controlar el proceso. Y para ello :
- Revisar los métodos de evaluación para evitar la corrupción y garantizar que se tengan más en cuenta las necesidades reales de la población.
- Establecer una colaboración y asociación más estrechas con los países receptores de la ayuda, que suelen estar en la mejor posición para comprender sus necesidades debido a su conocimiento local.
- Actualización de la ayuda en función de la evolución de las prioridades (cambio climático, intereses geoestratégicos, aplicación de una verdadera política exterior y diplomacia, de la que la ayuda al desarrollo podría ser uno de los instrumentos, etc.).
Así, al tiempo que se abre a la economía mundial, la UE debe poder ejercer cierto proteccionismo en sus fronteras exteriores y dotarse de los medios para una auténtica política económica que garantice sus valores e intereses en la competencia mundial.
4-c) Defensa europea
La necesidad de una defensa común fue evidente desde el principio del proyecto de la Unión Europea. Bloqueada en 1954 por la negativa del Parlamento francés, la idea de una defensa comunitaria europea vuelve a estar en el orden del día.
En una época de amenazas crecientes, Europa se esfuerza por resolver sus problemas de seguridad. Desde el final de la Guerra Fría, los europeos no han dejado de desarmarse, y los esfuerzos de los Estados miembros por armarse están muy desigualmente repartidos. Los europeos se han acostumbrado al paraguas que les proporciona la OTAN, financiada con 75% por Estados Unidos. Pero hoy en día, Estados Unidos tiene otros intereses estratégicos, sobre todo en la región Asia-Pacífico. En cuanto al Reino Unido, su retirada corre el riesgo de debilitar considerablemente el potencial militar de la UE, aunque los acuerdos bilaterales con ésta puedan tomar el relevo. Europa está cada vez más aislada. Una defensa común sería un componente esencial para una Unión Europea que quiere ser más influyente en la escena internacional. poder blando ya no es suficiente.
Esta nueva situación ha reavivado el interés por encontrar recursos mancomunados y fuerzas autónomas capaces de garantizar la defensa y la seguridad de la Unión Europea. Esta preocupación por la puesta en común responde también a la demanda pública de una mayor eficacia de los gastos de defensa en Europa, en un momento en que los recursos asignados al gasto público son cada vez menores. Algunos han propuesto la creación de un gran fondo europeo de defensa. Incluso se ha planteado la idea de transferir casi todos los presupuestos de defensa, incluida su deuda desde la entrada en la eurozona, a un fondo específico garantizado por los Estados miembros. Sea como fuere, las respuestas a las cuestiones de financiación son fundamentales para la viabilidad de una defensa integrada.
Pero el requisito previo para el desarrollo de una doctrina Lo que es innegablemente compartido es la existencia de una Europa más unida política, diplomática, económica y fiscalmente, pero también moralmente. La defensa de Europa por los europeos y para los europeos nos parece una necesidad, pero siguen existiendo profundos desacuerdos entre los Estados miembros en función de su posición tradicional (neutral, atlantista o europeísta). Como en todas las cuestiones en las que una vanguardia de Estados debería poder proceder por cooperación reforzadaLa defensa europea debería formar parte del núcleo duro. Es concebible que Francia, con su experiencia y su potencial militar actual, asuma su parte de liderazgo, estrechamente apoyada por Alemania y pronto reforzada por otros Estados que compartan la misma visión de aunar los esfuerzos de defensa dirigidos por un cuartel general centralizado, que ya existe de forma embrionaria en la UE, en Bruselas. Pero también es concebible que el primer "núcleo duro" de Europa pueda reclutarse más fácilmente reuniendo a Estados menos poblados y con una tradición menos soberanista, como los Estados bálticos o los países del Benelux.
4-d) De la ampliación a la reunificación de Europa
El principio de la ampliación ha formado parte del proyecto europeo desde el principio. Europa se construyó sobre el rechazo de los nacionalismos y la superación de las fronteras, siendo su vocación reunir a todo el continente en torno al núcleo de los seis países fundadores. La reunificación de Europa sigue siendo el objetivo de todos aquellos que desean sinceramente construir un espacio de paz y prosperidad compartido por todos los europeos.
El "no" franco-holandés en el referéndum de 2005 sobre el Tratado Constitucional Europeo ya estuvo motivado en gran medida por la llegada mal preparada en 2004 de 8 nuevos países de Europa Central y Oriental. Esta ampliación permitió a estos países ponerse realmente al día económicamente. Pero tras los inicios de la normalización democrática, algunos de ellos acabaron derivando hacia el autoritarismo y el ultranacionalismo, cuestionando las libertades públicas y adoptando una relación puramente utilitarista con la Unión. La ampliación ha sido un éxito económico, pero está demostrando ser un fracaso político que mina la cohesión de la UE.
¿Es necesario integrar ahora a todos los países de la Balcanes Occidentales que lo hayan solicitado[9] ? La problemática ampliación de 2004 demuestra que, aunque acaben cumpliendo los criterios de Copenhague[10]Los países candidatos de los Balcanes no están preparados, como tampoco lo están los ciudadanos de los Estados miembros, cuando se trata de convencerles de la necesidad de reconstruir Europa. Una solución transitoria para estos países candidatos podría ser su participación, con la ayuda de la UE, en un mercado común balcánico que les permitiera, en primer lugar, restablecer los vínculos pacíficos necesarios, la buena vecindad y la confianza entre ellos. No será fácil convencer a los europeos de la utilidad de estas adhesiones, mientras no se hayan establecido estos vínculos.
Del mismo modo, se ha hecho imprescindible tranquilizar a los ciudadanos europeos abandonando definitivamente el proceso de adhesión relativo a la Turquía. Esta adhesión iría en contra de los deseos de los pueblos de Europa, y ahora debemos tener la lucidez de reconocerlo y el valor de extraer las consecuencias.
Europa necesita urgentemente profundizar primero en su integración, evitando cualquier ampliación descontrolada que pueda dar lugar a que los ciudadanos rechacen el propio proyecto europeo.
4-e) Una respuesta europea a las crisis migratorias
La afluencia de migrantes y refugiados debida al atractivo de Europa, un continente rico y envejecido, considerado como una zona de paz y prosperidad con una larga tradición de acogida de poblaciones desplazadas, sigue representando un importante factor de desestabilización política para los Estados de la Unión Europea. Esta crisis ha reavivado en Europa los reflejos de repliegue nacionalista y ha favorecido el ascenso de fuerzas populistas y xenófobas que amenazan los valores humanistas y solidarios que constituyen los cimientos de la integración europea. Es ilusorio pensar que Europa puede protegerse con muros. Las guerras fronterizas, las crisis climáticas, la mala gobernanza, los desequilibrios demográficos y la falta de perspectivas en algunas regiones vecinas de Europa seguirán atrayendo a la gente hacia Europa.
Si bien debemos salvaguardar nuestros intereses legítimos, también debemos respetar nuestras obligaciones en materia de derechos fundamentales, en particular el derecho de asilo derivado de los tratados internacionales relativos a las víctimas de la guerra, pero también los debidos a las personas desplazadas y amenazadas. Para mantener el vínculo de solidaridad que debe prevalecer entre los Estados miembros, es imperativo que abandonemos la gestión intergubernamental del Consejo Europeo de hoy en favor de un enfoque intergubernamental. política comunitaria de acogida e integración migrantes y refugiados. Esta política debe ir acompañada de una acción diplomática europea para estabilizar y contribuir a restablecer la paz y la seguridad en los países de origen.
En cuanto a la gestión por los Estados miembros de la entrada de refugiados y migrantes en Europa, ha quedado claro que el sistema Dublín 3 ya no funciona. No tiene sentido dejar el registro, la acogida, el alojamiento y la integración exclusivamente en manos de los países de entrada, que suelen ser Grecia e Italia.
Por tanto, es necesario un mecanismo europeo que registre a los inmigrantes, distinga entre refugiados e inmigrantes económicos, garantice su acogida en condiciones dignas y vele por una distribución equitativa entre los países de la Unión. El abandono de los sistemas nacionales y la creación de un Sistema Europeo de Asilo están previstos en el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE).
Más allá de su papel simbólico, también es necesaria la creación de una frontera exterior comunitaria entre Europa y los países vecinos, acompañada de los medios para controlarla (refuerzo de la agencia FRONTEX).
4-f) Una política lingüística
La diversidad de lenguas habladas en Europa es un hecho ineludible. Aunque algunos la consideren un obstáculo para la integración europea, esta diversidad también puede ser una oportunidad para Europa. Muchas de las principales lenguas comerciales del mundo ya se hablan en Europa. Se trata de una baza esencial para Europa en su relación con el mundo.
No todos los europeos están destinados a hablar algún día la misma lengua, ya sea una lengua adoptada como el inglés o una lengua artificial como el esperanto. Muchas lenguas europeas seguirán coexistiendo durante mucho tiempo. Para hacer posible el diálogo y la comprensión mutua entre los europeos, la palabra hablada, así como la palabra recibida, tendrá que intercambiarse por tanto a través de las lenguas. Por eso será necesario que las jóvenes generaciones, además de su lengua materna, dominen al menos otras dos lenguas europeas incluido el inglés. Esto debería ser objeto de una política lingüística proactiva a escala europea.
Este programa podría completarse con una amplia política de intercambios de profesores, que se convertirían en embajadores culturales en toda Europa. Además de la enseñanza secundaria, el multilingüismo también debería reforzarse fomentando y financiando sustancialmente la estancia de todos los jóvenes europeos en otros Estados miembros (un "Erasmus para todos"...)), reservando cátedras universitarias a profesores de otros países, aumentando el número de seminarios y coloquios multilingües, traduciendo de una lengua a otra en lugar de utilizar sistemáticamente el inglés, apoyando las revistas y libros multilingües y fomentando la difusión de películas (documentales, ficción, animación, etc.) en versión original subtitulada. Dado que cada lengua es el reflejo de una o varias culturas, estas medidas facilitarían la comprensión mutua y acercarían a los Estados miembros, manteniendo al mismo tiempo la diversidad de sus culturas. La intercomprensión de los ciudadanos de todo nuestro continente europeo supondría un gran paso adelante para compartir un sentimiento común de identidad y reforzaría los lazos de solidaridad entre todos los ciudadanos europeos.
4-g) Educación para la ciudadanía europea
El conocimiento de nuestra historia europea común debería formar parte de un conjunto obligatorio de conceptos básicos enseñados a lo largo de sus estudios a todos los jóvenes europeos. Esto debería enseñarse de tal manera que se garantice que la diversidad se presenta sin prejuicios y sin segundas intenciones nacionalistas o confesionales.
A Petición al Parlamento Europeo se archivó en 2017 con el título: " Petición a favor de la educación para la ciudadanía de los alumnos de secundaria ". Su objetivo es fomentar el fortalecimiento de una ciudadanía supranacional basada en derechos y deberes compartidos y no en sentimientos identitarios excluyentes. Un programa para ayudar a "combatir el fanatismo y fomentar la convivencia en una sociedad multicultural y diversa, como es la sociedad europea"En términos concretos, un alumno de secundaria debería adquirir un conocimiento mínimo de los demás Estados miembros y de sus conciudadanos europeos. En términos concretos, un alumno de secundaria debería adquirir un conocimiento mínimo de los demás Estados miembros y de sus conciudadanos europeos, un conocimiento del funcionamiento de las instituciones de la Unión y de sus mecanismos de participación ciudadana, base necesaria para el buen ejercicio de la democracia.
Esta petición, que se presentará al Consejo a través de la Comisión Europea, se basa en una resolución del Parlamento Europeo que subraya que ". conocer y comprender la historia y los valores comunes de la UE y de sus Estados miembros es clave para el entendimiento mutuo, la coexistencia pacífica, la tolerancia y la solidaridad, al igual que lo es comprender los principios fundamentales de la Unión Europea ".
4-h) Una comunidad de valores y libertades individuales
Debemos hacer hincapié en lo que nos une, es decir, los valores de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea y el artículo 2 del Tratado de la Unión Europea.[11] como la dignidad de la persona, la igualdad, la libertad, la solidaridad y la tolerancia, que son necesarios para superar las divisiones culturales, políticas, religiosas, lingüísticas o étnicas. Son los valores humanistas de Europa los que mejor pueden cimentar la Europa del futuro.
5) - Conclusión: el sueño europeo
La idea que subyace al sueño de una Europa diferente es también la idea de que los retos no son sólo económicos o institucionales, sino sobre todo humanos. Europa debe entenderse como un comunidad humanacuya diversidad es a la vez una ventaja y un reto. La promesa de paz, libertad y prosperidad debe beneficiar a todos, gracias a una objetivo común de progreso social fomentada por el marco europeo. Para lograrlo, cada ciudadano debe poder sentir los beneficios de una Europa que le protege ejerciendo su soberanía con mayor eficacia, y a la que se siente más cercano porque ha sabido renovarse, democratizar su funcionamiento y escuchar a sus ciudadanos.
La Europa de los sueños sería :
- una Europa que garantice la libertad: todas las libertades públicas, la libertad de pensamiento garantizada por la estricta neutralidad de las instituciones con respecto a los dogmas religiosos, la libertad de expresión, libertades actualmente atacadas en varios Estados miembros
- una Europa preocupada por la igualdad de los seres humanos: igualdad de derechos entre géneros, orígenes y orientaciones sexuales. Aunque estos derechos están formalmente garantizados por la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE, sabemos que aún quedan progresos por hacer en muchos Estados miembros.
- una Europa más solidaria y más humana, una Europa preocupada por el desarrollo de los países con los que mantiene relaciones desde hace tiempo y que esperan mejores condiciones de cooperación
- una Europa más eficaz que hoy en la toma de decisiones, al tiempo que más democrática, transparente y comprensible
- una Europa en la que la búsqueda de la felicidad, al igual que la búsqueda de la calidad de vida, pueda convertirse en un derecho fundamental de todo ciudadano europeo.
La Unión Europea debe ser capaz de demostrar que aporta un verdadero valor añadido. Sólo así podrá invertir el desencanto del que hoy es, en cierta medida, víctima. Esta nueva Europa que podría proponerse a los ciudadanos europeos debería ser una Unión de Estados-nación abierta al mundo, con un proyecto intelectual y político a largo plazo si no queremos que nuestras sociedades se cierren al mundo contemporáneo; un proyecto que consista en reconstruir un modelo político, económico y social verdaderamente europeo, que concilie libertad, solidaridad, valores portadores de una identidad común, protección y poder de influencia en el mundo. Europa sólo podrá mantenerse frente a la competencia mundial si permanece fiel a su proyecto de garantizar la paz y el progreso humano. Entonces, esa Europa, refundada a partir de la que conocemos hoy, sería un ejemplo a seguir para el mundo.
BRUSELAS, 25 de marzo de 2018
[1] La Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea es un instrumento jurídico vinculante directamente aplicable, mientras que la Declaración Universal de los Derechos Humanos (¡ay!) no es más que una resolución de la ONU.
[2] Esta cuestión esencial de los Derechos Fundamentales se abordará en un documento dedicado específicamente al tema, que se publicará más adelante.
[3] Artículo 2 del Tratado de la Unión Europea: La Unión se fundamenta en los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías. Estos valores son comunes a los Estados miembros en una sociedad caracterizada por el pluralismo, la no discriminación, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la igualdad entre mujeres y hombres.
[4] La mayoría cualificada debe ser alcanzada por al menos 55% de los Estados miembros (es decir, un mínimo de 16 Estados) y 65% de la población, o 72% de los Estados y 65% de la población cuando el Consejo no se pronuncie a propuesta de la Comisión o del Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.
[5] Art. 5 TUE: La Comunidad actuará dentro de los límites de las competencias atribuidas y de los objetivos fijados por el presente Tratado. En los ámbitos que no sean de su competencia exclusiva, la Comunidad intervendrá, conforme al principio de subsidiariedad, sólo en la medida en que los objetivos de la acción pretendida no puedan ser alcanzados de manera suficiente por los Estados miembros y, por consiguiente, puedan lograrse mejor, debido a la dimensión o a los efectos de la acción contemplada, a nivel comunitario. La acción de la Comunidad no excederá de lo necesario para alcanzar los objetivos del presente Tratado.
[6] Al menos 9 países según los tratados europeos.
[7] GAFAT: Google, Apple, Facebook, Amazon, Twitter
[8] Artículos 105 y 106 (antiguos 85 y 86) del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE)
[9] Los países de los Balcanes Occidentales que son candidatos oficiales son Montenegro, Serbia, la Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM) y Albania. Bosnia-Herzegovina y Kosovo son países candidatos potenciales o han solicitado la adhesión.
[10] La adhesión de un país a la Unión Europea está sujeta a determinados criterios definidos en el Consejo Europeo de Copenhague de 1993:
- La presencia de instituciones estables que garanticen la democracia, el Estado de Derecho, los derechos humanos y el respeto y protección de las minorías;
- Una economía de mercado que funcione y la capacidad de hacer frente a las fuerzas del mercado y la presión competitiva dentro de la UE;
- La capacidad de asumir las obligaciones de la adhesión, incluida la capacidad de aplicar eficazmente las reglas, normas y políticas que constituyen el corpus legislativo de la UE (el acervo comunitario) y de hacer suyos los objetivos de la unión política, económica y monetaria.
[11] El artículo 2 establece: "La Unión se fundamenta en los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías. Estos valores son comunes a los Estados miembros en una sociedad caracterizada por el pluralismo, la no discriminación, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la igualdad entre mujeres y hombres.